En una habitación sin pretensiones —paredes blancas, fluorescentes en el techo, ordenadores alineados— hay un aparador grande. Del que cuelga una chaqueta. Esta chaqueta es la razón por la que construimos nuestro propio laboratorio de pruebas.
¿Por qué esa chaqueta es tan especial? Ha tenido días mejores. Porque está hecha jirones, despedazada por algunos puntos. Y tiene una nota escrita en castellano, con rotulador permanente, en la esquina inferior izquierda, que lo dice todo. La motorista que llevó esa chaqueta tuvo un accidente; resbaló a alta velocidad por el pavimento. Ella no tuvo heridas, y cuando se levantó del suelo, con su cuerpo intacto, nos envío la chaqueta fabricada por REV’IT! con un “Gracias.”
No todos los fabricantes de ropa para motociclistas tienen su propio laboratorio. Pero, ¿cómo podríamos innovar sin él? ¿Cómo podríamos trabajar en ideas nuevas y tecnologías que ayudaran a mejorar nuestra industria, ayudar a inspirar innovación, ayudar a proteger a los y las motociclistas? ¿Cómo podríamos, por otro lado, probar productos sobre la base de nuestros estándares protectores, no solo los consensuados por la industria? ¿Y cómo podríamos de otra forma mejorar constantemente, para que cada día podamos dar un paso más en aras del rendimiento?
Fabricar la mencionada chaqueta no habría sido posible sin nuestro propio laboratorio. Se comportó exactamente como se pensó que debía comportarse, ganándole la batalla al duro pavimento.
Mantener a nuestros clientes secos es una de las pruebas más importantes que tenemos. Nos gusta hacer promesas importantes, y luego además pasarnos. Esta máquina bombea agua en el tejido a una presión creciente para saber en qué momento la membrana empieza a ceder y a permitir que las gotas lo traspasen, replicando las condiciones de conducción bajo la lluvia, desde una fina lluvia hasta un chaparrón de los más fuertes.
¿Cuál es la resistencia de los tejidos y las costuras de nuestros productos? El probador extensible tira y rasga hasta que rompe los tejidos y costuras, y nos muestra así si la construcción puede soportar las fuerzas necesarias.
Nuestros protectores se diseñan para absorber y distribuir la fuerza de un impacto, para que al usuario le llegue la menor energía posible. Para probar este punto, usamos una máquina que deja caer un peso sobre el protector y medimos la cantidad de fuerza sobrante.
Para testar la resistencia a los cortes de nuestros guantes, sometemos el material a una máquina que mueve una hoja circular afilada adelante y atrás hasta que los corta. El número de revoluciones que alcanza la hoja circular nos indica el nivel de resistencia de nuestros guantes.
Es crucial que en el laboratorio podamos imitar las caídas y resbalones que sufren los motociclistas, para entender cómo nuestros productos pueden protegerlos en caso de accidente. Esto es exactamente lo que hace esta máquina. Insertamos las telas, las hacemos girar a un número preestablecido de revoluciones y las dejamos caer sobre una superficie rugosa de asfalto. Si hay tirones, agujeros o roturas hay que ponerse a repensar la prenda.
Si el equipo se encoge o se estira cuando se lava, los protectores podrían salirse de su lugar o el tejido podría debilitarse. Y eso comprometería totalmente sus habilidades protectoras. Debemos asegurarnos que eso no pasa con nuestros productos. Utilizamos una lavadora industrial para lavar los tejidos 5 veces antes de someterlos a otro tipo de pruebas.
A high-payload industrial robotic arm that mimics real-life repetitive movements, tests functionality, identifies wear and tear, and collects sensor data in the most demanding repetitive handling of our gear. Opening stash pockets, closing a zipper, grabbing handlebars, shifting gears, and walking for miles; our motorcycle gear must handle all these repetitive actions on a daily basis, sometimes even in harsh conditions.